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Isabel Pantoja
La Ruiseñora
En la taberna del tres de espadas entre guitarras y anís de moras,
Como cantaba de madrugada, por soleares, la Ruiseñora.
Se acabó lo que se daba le dijo Paco Olivares y la llevo hasta el altar.
Y ella que lo camelaba se puso blanca de azahares y nunca volvió a cantar.
Pero Paco antes del año empezó a volver de día y a beber sin ton ni son,
Y volviendo al desengaño la flamenca repetía en los hierros del balcón.
Que te pasa Ruiseñora que tengo un río de pena y celos en la garganta,
Que hasta el corazón me llora por seguirillas por soleares y por tarantas.
Qué sombra no tiene esclavo, de que rumbo maldecío
Viene este dolor de clavo que desbarata el sentío.
Donde está la agonizante que entre la noche y la aurora
Se muere cantando un cante, ay, ay, ay, mejor que la Ruiseñora.
Al tres de espadas corrió celosa con la carita despavorida
Y vio a su Paco que con la Rosa en una mesa se divertía.
Subió derecha al tablao, aquí está la Ruiseñora pa lo que gusten mandar,
Lo de ese y yo se ha acabao, vuelvo a ser la cantaora con que vamos a cantar.
Pues se va a cumplir tu suerte y al relámpago de un tiro el café se iluminó,
Ella vio llegar la muerte y en el último suspiro de este modo le cantó.
Dios te ampare Ruiseñora, campanas doblen por el silencio de tu garganta,
Recen por su cantaora, las seguirillas, los soleares y las tarantas
De un soplo me has apagao la lámpara de la vida
Mira que bien has pagao lo que yo a ti te quería.
Donde está la agonizante que entre la noche y la aurora
Se muere cantando un cante, ay, ay, ay, mejor que la Ruiseñora.
Tenerle por Dios clemencia, piedad tenerle los jueces
Que yo le he dao la licencia, Para matarme cien veces.
Donde está la agonizante que entre la noche y la aurora
Se muere cantando un cante, ay, ay, ay, mejor que la Ruiseñora.
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