Érase una vez
Una mariposa blanca
Que era la reina de todas las
Mariposas del alba
Se posaba en los jardines
Sobre las flores más bellas
Y le susurraba historias
Al clavel y la violeta
Feliz la mariposilla
Presumidilla y coqueta
Parecía una flor de almendro
Mecida por brisas frescas
Más llego un coleccionista
Una mañana de primavera
Y sobre un jazmín en flor
Aprisionó a nuestra reina
La clavó con alfileres
Sobre cartulinas negras
Y la llevó a su museo
De breves bellezas muertas
Las mariposas del alba
Lloraban por la floresta
Sobre un clavel se posó la mariposa blanca
Y el clavel se molestó
Blanca la mariposa y rojo el clavel
Rojos como los labios de quien yo sé
Rojos como los labios de quien yo sé