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Rocío Jurado
La Yerbabuena
Ana María la Yerbabuena
En el cormao de los Faroles
Ver cómo baila vale la pena
Cuando se arranca por caracoles.
Qué cuerpo, mare del arma,
Decía alumbrao Manolo Jerez.
Quien no te toque las palmas —¡ay, ay!—,
No tiene de hombre lo que hay que tener.
Ana María, burla burlando,
Le respondía cantiñeando.
A ver si te vas enterando,
Que yo estoy penando
Por un chavosito —¡ay!—
Que tiene los ojos gachones
Y el verlo me pone
La sangre en un grito —¡ay!—.
Yo sé que por mí no suspira —¡no!—,
Que solo me mira
Por los intereses,
En cambio mi menda lerenda —¡qué!—,
Que no tiene enmienda,
Lo ama con creces.
Ayúdame, Virgen mía,
A llevar esta caena,
Que es una cruz de agonía
Y un relicario de pena.
Te lo píe Ana María,
Virgen Morena,
Ana María, María, María,
¡Ana María la Yerbabuena!
Manolo, loco por sus hechuras,
Le dio palabra de casamiento
Y Ana María con gran cordura
Se lo ha quitao del pensamiento.
Me tienes como hechizao,
Pues eres la dueña de mi voluntad.
Por qué me has dao de lao —¡ay, ay!—,
Si soy por tus huesos capaz de matar
Ana María, llora llorando,
Le repetía cantiñeando.
A ver si te vas enterando,
Que yo estoy penando
Por un chavosito —¡ay!—
Que tiene los ojos gachones
Y el verlo me pone
La sangre en un grito —¡ay!—.
Yo sé que por mí no suspira —¡no!—,
Que solo me mira
Por los intereses,
En cambio mi menda lerenda —¡qué!—,
Que no tiene enmienda,
Lo ama con creces.
Ayúdame, Virgen mía,
A llevar esta caena,
Que es una cruz de agonía
Y un relicario de pena.
Te lo píe Ana María,
Virgen Morena,
Ana María, María, María,
¡Ana María la Yerbabuena!
Ana María, María, María,
¡Ana María la Yerbabuena!
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